Hace quince años, los médicos les dijeron a Stacy y Tyler que su hijo prematuro no sobreviviría. Stacy y Tyler tenían otras ideas. Sabían que Kayne, que en gaélico significa "pequeño luchador", opondría resistencia.
En 2008, cuando Stacy estaba en su semana 28 de embarazo, le diagnosticaron síndrome HELLP y la sometieron a una cesárea de emergencia. Kayne nació con apenas un kilo.
Durante sus primeros 8 meses, Kayne vivió en el hospital conectado a un respirador. Los médicos no esperaban que sobreviviera, así que Stacy y Tyler decidieron llevarlo a casa. Kayne recibió el alta para cuidados paliativos el 5 de mayo de 2009, con ProResp asignado para ayudarlo a mantenerse cómodo el mayor tiempo posible.
“Tenía 24 años. Era difícil imaginar más allá de la realidad que estábamos viviendo. Sabía que tenía este pequeño milagro y estaba decidida a tratarlo como a cualquier recién nacido sano, con la sonrisa y la felicidad que todos los bebés merecen”, nos contó Stacy.
Al principio, ProResp nos visitaba a diario. "Estuvieron ahí para apoyarnos en todo. Vinieron en nuestro primer paseo, nos ayudaron a desconectarlo del respirador y nos guiaron en su primer cambio de cánula de traqueotomía. Uno no piensa que va a tener hitos de bebé como los que tuvimos con Kayne y ProResp, pero como equipo nos aseguramos de que tuviera la mejor calidad de vida posible", recordó Stacy.
Para septiembre de 2010, a Kayne le desconectaron el respirador y, para enero de 2011, le retiraron la cánula de traqueotomía. Seguía enfermando con más frecuencia que la mayoría de los niños y tuvo que volver al hospital un par de veces, pero contra todo pronóstico, Kayne se recuperaba.
Hoy, Kayne es un chico de 16 años con aficiones que incluyen tocar la guitarra. Recientemente, compró una guitarra negra mate estilo Johnny Cash con la que está encantado.
“ProResp básicamente nos dio la vida”, dijo Stacy. “Cuando Kayne regresó a casa, no se suponía que lo lograría. Estamos muy agradecidos por todo lo que han hecho. Él es quien es gracias a la comunidad que lo trajo aquí”.
Historias como estas son la razón por la que nos convertimos en terapeutas respiratorios. Gracias, Stacy, Tyler y Kayne, por compartir su experiencia tan conmovedora; estamos muy agradecidos de que Kayne ahora cuente su historia.
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